Parece casi lógico que, en medio de las ambiciones de billones de dólares que alimentan el auge de la inteligencia artificial (IA), nos encontremos contemplando un retrete de oro macizo. Pero esto no es sólo una obra de arte caprichosa que se subastará en Sotheby’s; sirve como una metáfora inquietantemente adecuada para los riesgos que giran en torno a la inversión en IA.
Como muchas empresas que luchan por seguir el ritmo de los rápidos avances en IA, QTS Data Centers está invirtiendo miles de millones de dólares en expandir su red de instalaciones informáticas de vanguardia. Sin embargo, en lugar de depender únicamente de los métodos de financiación tradicionales, la empresa matriz de QTS, Blackstone, está recurriendo a instrumentos financieros cada vez más exóticos (es decir, complejos acuerdos de deuda) para mantener el ritmo.
Blackstone está a punto de cerrar una oferta de valores comerciales respaldados por hipotecas (CMBS) de 3.460 millones de dólares para refinanciar la deuda de QTS. Este sería el mayor acuerdo CMBS de su tipo este año en un mercado que ya se está acelerando rápidamente. Si bien esta estrategia de financiación refleja una tendencia creciente entre las empresas de infraestructura de IA, está llamando la atención debido a la gran escala y complejidad de estos acuerdos.
Para ilustrar: piense en oro físico por valor de 10 millones de dólares que se vierte en los inodoros, como lo hizo Maurizio Cattelan (el artista detrás del infame plátano pegado con cinta adhesiva); eso es esencialmente lo que estamos viendo con la oferta CMBS de Blackstone. La pregunta es, aunque brillante en la superficie, ¿cuánto valor real ofrece esta deuda dorada?
Un aumento de la deuda en medio de una creciente incertidumbre
La necesidad de grandes inyecciones de capital no es exclusiva de QTS. Un informe de McKinsey predice que para 2030 se necesitarán la asombrosa suma de 7 billones de dólares sólo para satisfacer las necesidades de inversión proyectadas en centros de datos para IA. Las principales empresas tecnológicas como Google, Meta, Microsoft y Amazon han invertido colectivamente 112.000 millones de dólares en gastos de capital sólo en los últimos tres meses. Este gasto frenético está alimentando la ansiedad de los inversores: las acciones de Meta se desplomaron después de revelar sus agresivos planes de gasto de capital la semana pasada, mientras que las acciones tecnológicas en general se vieron afectadas debido a las preocupaciones sobre la sobrevaluación.
La creciente dependencia del financiamiento de la deuda dentro de esta carrera de infraestructura de IA está creando una danza financiera de riesgo e incertidumbre. Empresas como QTS recurren cada vez más a instrumentos como deuda corporativa, mercados de titulización (como la oferta CMBS), financiación privada y vehículos fuera de balance para acceder a las enormes sumas necesarias para sus proyectos.
Este cambio hacia estructuras financieras más complejas y opacas refleja las advertencias de los analistas sobre una posible repetición de la crisis financiera de 2008. Los paralelismos son claros: la dependencia excesiva de la deuda alimentada por burbujas especulativas puede crear un riesgo sistémico que amenace una estabilidad financiera más amplia si esas inversiones no dan los resultados previstos.
Las aguas turbias de la deuda fuera de balance:
Una tendencia particularmente inquietante es el uso de financiamiento fuera de balance, donde las deudas se estructuran para que parezcan más pequeñas o inexistentes en los libros de una empresa. Esta práctica puede enmascarar el verdadero nivel de riesgo que enfrenta una empresa y dificultar que los inversores evalúen su salud financiera. Los acuerdos fuera de balance permiten a las empresas aumentar su flujo de caja aparentemente disponible y al mismo tiempo oscurecer el grado de apalancamiento, una receta para posibles problemas en el futuro.
La necesidad de precaución:
Si bien la IA es inmensamente prometedora, este baño de oro de las finanzas sirve como un recordatorio escalofriante: el fervor especulativo desenfrenado y una sobreabundancia de dinero prestado pueden crear situaciones peligrosas tanto para los inversores como para la economía en general. Es crucial que los reguladores examinen estos instrumentos financieros opacos y garanticen que la búsqueda de ganancias a corto plazo no ponga en peligro la estabilidad a largo plazo en este panorama tecnológico en rápida evolución. El verdadero valor, o quizás más exactamente, el peligro potencial de todo este oro, no se entenderá completamente hasta dentro de bastante tiempo.
