Apple ha presentado un accesorio peculiar: un “bolsillo” de entre 150 y 230 dólares diseñado específicamente para llevar un iPhone. El producto, que se asemeja a una bolsa compacta con una correa, permite a los usuarios colgar su teléfono alrededor del hombro o del brazo como si fuera un bolso pequeño. La compañía se jacta de que el iPhone se desliza fácilmente dentro y fuera del bolsillo gracias a su construcción flexible.
La creación nació de una colaboración entre el equipo de diseño de Apple y la reconocida casa de moda Issey Miyake, conocida por sus diseños plisados característicos. Esta influencia es evidente en la forma del bolsillo, que hace eco de las líneas fluidas de la ropa de Miyake. Si bien se venden en las tiendas Apple, los “bolsillos” presentan la destacada marca Issey Miyake.
Disponible en una gama de colores, Apple pretende animar a los usuarios a “mezclar y combinar” con sus modelos de iPhone. Los accesorios estarán disponibles en línea y en tiendas Apple físicas seleccionadas, aunque se espera que la disponibilidad sea limitada.
Como era de esperar, el lanzamiento del producto ha provocado una ola de críticas en línea, y muchos cuestionan el elevado precio de una bolsa esencialmente de tela. El popular crítico de tecnología Marques Brownlee tuiteó: “Esto parece una prueba de fuego para las personas que comprarán o defenderán cualquier cosa que Apple lance”.
Más allá del obvio impacto de la etiqueta, el bolsillo del iPhone plantea preguntas más amplias sobre la innovación de productos y la marca en la industria tecnológica. ¿Se trata simplemente de una inteligente estrategia de marketing que aprovecha las asociaciones de la alta costura para justificar un precio superior, o aprovecha una necesidad genuina del consumidor (aunque aparentemente limitada a aquellos dispuestos a gastar cientos en un soporte para teléfono)?


























